viernes, 8 de junio de 2007

El Motivador

Yo tenía once añitos, estaba en quinto de primaria y tenía al mismo profesor para todas las asignaturas, y también como tutor. El tío era un babosón con sus alumnas preferidas, pero bueno, de ésos hemos tenido todos a alguno.


En ese curso yo andaba algo despistadete, y me iba regular, como a muchos de mi clase. No sé por qué, pero los hijos de los currelas en mi clase íbamos peor, y los hijos de los médicos, notarios y demás iban viento en popa.


El caso es que en el segundo trimestre del curso, el tío un día de buenas a primeras dice: ''he tenido una idea''...andanda, y la idea fue:


1.Poner a los alumnos que peor iban en el ''infierno'', sí, en el ''infierno'' (y mi nombre iba el primero de la lista).




2.Poner a los reguleros en el ''purgatorio''.



3.Poner a los alumnos modélicos en el ''cielo''.



4.Dejar que los modélicos eligieran el sitio que quisieran (con el revuelo y alboroto de una banda de pijos odiosos alegres y felices).



5.Los alumnos podían ascender según su rendimiento.


Ese día en el recreo, nos juntamos los integrantes del ''infierno'' y algunos del ''purgatorio'' para hablar de lo cabrón que se puede llegar a ser. Estando reunidos y cabreados pasa un alumno modélico de clase, y nos dice: ''¿qué?, ¿reunión infernal?... el chaval se la ganó bien ganada, es más, se la di yo con los ánimos de mis camaradas.


Por mi parte yo, acabé poniéndome las pilas y subiendo al cielo pasando por el purgatorio, pero algún compañero no. Con once años no pueden insinuar que te mereces el infierno ni por vago, ni por lelo ni por nada, porque lo que consiguió aquel penoso educador fue, enseñarle a chavales lo que tenía que ser su porvenir sin ayudarles a esforzarse para cambiarlo y conseguir que odiáramos a los alumnos modélicos de nuestra clase (hijos de notarios, abogados, médicos, etc... que ya eran odiosos de por sí).



Por lo menos los del infierno nos hicimos buenos amigos y pasamos tremendos momentos, y siempre nos encargamos de mantener a los niñatos odiosos a ralla.



¿Qué será de aquel gran motivador, educador y profesor?

Francamente querida... me importa una mierda.


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